Comentario
La economía rusa se basaba casi por completo y durante muchos siglos en la agricultura, la ganadería y la riqueza forestal.
Hasta el siglo XVI la mayoría del campesinado había sido libre, si bien gozaba de escasa consideración social.
La servidumbre quedó constituida formalmente como una institución legal en 1597. A lo largo del siglo XVIII crecieron las obligaciones de los campesinos hacia sus dueños, los señores.
Por otra parte, en las aldeas la administración pasó a manos de una institución de tipo comunal: el "mir".
En el siglo XIX, salvo un pequeño número de campesinos libres, los campesinos siervos constituyen la mayoría de la población rural.
Hay tres tipos fundamentales de campesinos: "Siervos domésticos", cuya situación depende de la actitud de los señores. Algunos medraron, incluso se enriquecieron. "Siervos sometidos a la corvea"; ésta es la categoría de siervos en peores condiciones. "Campesinos que pagan una renta" ("obrok"). Muchos de ellos son siervos de derecho, aunque no lo son de hecho. El "obrok" se fija por cabeza o por cantidad de tierra.
Según N. Turgueniev, como son frecuentes los cambios de lote de tierras, el campesino que la trabaja no hace nada por mejorarlas y acercarse a un cultivo intensivo. A veces, con el permiso del señor y del "mir", dejan a la familia, la casa y las tierras, con la obligación de pagar el "obrok" y se van a una ciudad a ejercer un oficio; con frecuencia es ésta una situación de privilegio que deriva en un enriquecimiento. Éstos disfrutan en su vida cotidiana de una libertad relativa, aunque su situación jurídica sea vejatoria. Algunos de estos siervos enriquecidos poseen fábricas o talleres en los barrios mercantiles de San Petersburgo o Moscú.
Más que en la precaria situación económica, el drama de la servidumbre radica en la indignidad de su estado, en su ignorancia total, en su hundimiento espiritual y físico. Casi ninguno sabe leer y los señores se empeñan en impedir la salida de esta situación. Boris Youssupov, quien poseía 250.000 hectáreas y 17.000 siervos, hace cerrar una escuela y escribe a su intendente en la zona: "Sé por experiencia que saber leer o escribir no es de ninguna utilidad para los campesinos. Querría que mis súbditos transmitieran a sus hijos únicamente las reglas de la buena moral".
Como indica Geroid T. Robinson, entre los derechos de los señores no está la vida o la muerte, pero pueden administrar castigos corporales (Código de 1833) y otros: envío a prisión hasta cuatro meses (Ley de 1845), exilio en Siberia con la familia; también podían romper la familia, ya que el señor tenía el derecho de retener a los hijos mayores de cinco años y las hijas mayores de diez; igualmente si lo deseaban (hasta principios de siglo, después se prohibió) tenían el derecho de hipotecar o vender sus siervos, anunciándoles en la Gaceta de Moscú. Pero había derechos más terribles: enviar al servicio militar, que duraba veinticinco años.
Asimismo, es también Robinson quien nos describe otros derechos como la redistribución periódica de tierras o la intervención en los asuntos de la aldea (en las competencias del "mir" como consecuencia del sistema de corveas); enviarlos a centros de enseñanza fue prohibido en 1827 y de nuevo en 1843, salvo que el siervo adquiriese la libertad.